
Presentación del Informe del Secretario General sobre la Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Colombia ante el Consejo de Seguridad, S/2018/279
Nueva York, 19 de abril de 2018
Muchas gracias, señor Presidente.
Antes de empezar, permítame expresar en nombre de los colombianos nuestras condolencias del distinguido y querido embajador de Côte d'Ivoire, Bernard Boutchoue, un amigo incondicional de la paz y un apoyo permanente para Colombia. Cómo lamentamos su partida.
Señor Presidente,
Quisiera comenzar felicitándolo a usted por el trabajo que viene desarrollando y adelantando con su delegación durante la Presidencia del Consejo de Seguridad. Igualmente agradecer a todos los Miembros del Consejo por su apoyo inquebrantable a seguir construyendo la paz de Colombia, apoyo que hoy queda refrendando en esta sesión. Muchas gracias.
También, agradezco al Secretario General por este balanceado y objetivo informe y a su Representante Especial, Jean Arnault, su liderazgo Jean, comprometido, profesional y admirable será siempre reconocido por el Gobierno colombiano y por toda la región.
Señor Presidente.
La paz de Colombia es la paz también del contiente, de nuestra región Latinoamérica y lejos de desanimarnos por los problemas que subyacen en la construcción de la paz, reiteramos ante el Consejo nuestra voluntad de persistir, no es hora de desfallecer, es hora de seguir avanzando en la construcción de la paz.
Siempre dijimos que buscar la paz era una tarea compleja y difícil, tardó décadas crear condiciones para una mesa de negociación. Dijimos también que hacer la paz buscando una salida negociada al conflicto era complejo y un reto desafiante y lo logramos, pero estamos diciendo ahora que construir la paz debe significar poner la máxima energía, la voluntad nacional para que esa construcción de paz haga de ese valor supremo un valor irreversible y esa paz se conquista día a día.
Por eso, con el liderazgo del Presidente de la República, estamos hoy reiterando ante el Consejo, que con fundamento en nuestra propia realidad, pero también con fundamento en los hallazgos que hizo por ejemplo, el señor Secretario General de Naciones Unidas en nuestro país durante su visita a Colombia en enero del presente año, que destacó en su informe, como por ejemplo la dejación de las armas, el tránsito a la legalidad de quienes habían desafiado la legalidad colombiana y también encontró retos y desafíos, decimos aquí ante este Consejo que esos retos y desafíos se están atendiendo con prioridad.
A lo largo de esta sesión, le agradecemos mucho esa objetividad. Han aparecido dificultades que nos podrían situar bajo el símil de ver el vaso medio vacío, para atender esos problemas.
Yo diría que un elemento central de ese medio vaso vacío, de lo que todavía tenemos que hacer, para consolidar la paz comienza por asegurar la vida, la integridad y la libertad de los líderes sociales y defensores de derechos humanos en el territorio.
Qué gran contradicción vivimos hoy en Colombia con esta situación, cuando constatamos que hemos alcanzado la tasa más baja de homicidios en los últimos 42 años, pero hay un incremento de asesinatos a líderes en el territorio, que ahora sin conflicto levantan su voz pidiendo incorporarse a la legalidad y renunciando a actividades ilegales donde habían estado condenados por razón de ese conflicto armado.
Qué triste ver a los líderes campesinos que hacen sustitución de cultivos, hoy amenazados por el crimen trasnacional vinculado al narcotráfico y por eso quiero reiterar en este escenario, que lejos de bajar la guardia y debilitar capacidades institucionales para ejercer control territorial integral y persistir en la lucha contra el crimen, Colombia eleva de la mano de aliados tradicionales, porque entendemos que hay corresponsabilidad para que la región se libere de ese crimen organizado.
Pero tenemos retos que van más allá de la propia seguridad y que tienen que ver con lo que significa reducir el tránsito de los alzados en armas que hieren a la democracia y por lo tanto, garantizar esa participación política, yo diría hoy que está en el centro medular de lo que significa consolidar la paz y por eso nos sumamos a las distintas manifestaciones, que han hecho distinguidos y distinguidas embajadoras aquí esta mañana al interior del Consejo, cuando destacan que por primera vez ha habido una participación política de una organización, que se transformó en partido político y dejó las armas después de medio siglo y hoy se encuentra cumpliendo las reglas electorales en democracia.
Es verdad que esta primera participación de la Fuerza Alternativa del Común, la Farc política tuvo una votación muy por debajo de sus expectativas, pero es verdad también que ha habido una ampliación del marco institucional de participación que nos llevó a una participación sin precedentes en una jornada electoral parlamentaria.
Más de dos millones de votos adicionales comparados con las últimas elecciones parlamentarias, hay un fortalecimiento que habla de una política vigorosa y hoy incluyente con quienes han abandonado las armas y han adherido al sistema de valores y principios democráticos. El gobierno persistirá en dar esas garantías de participación política.
Pero también, el informe de la Misión destaca la necesidad de avanzar para que haya condiciones de reincorporación laboral, social y económica. Y aquí aparece el tema central de la tierra, quiero anticipar señor Presidente, que usted y los embajadores del Consejo que avanzamos ya en la redacción de un decreto final que da la garantía que quienes se incorporen después de la dejación de las armas participarán en igualdad de condiciones con los miembros de las comunidades más afectadas durante el conflicto, a tener acceso a tierras y generar desde allí proyectos productivos y de emprendimiento con arraigo en ese territorio y fundamentalmente obedeciendo a la vocación de esos guerrilleros, exguerrilleros hoy, que tienen vocación agraria.
Avanzamos también para que este tránsito a la legalidad se cumpla de manera cabal, por eso hoy podemos decir que cerca de 12 mil excombatientes de las Farc han sido bancarizados, han recibido ya su renta mensual básica y han sido afiliados al sistema de seguridad social y de pensiones.
Cinco mil de esos excombatientes han dejado los fusiles para tomar los cuadernos y un lápiz en la mano y comenzar procesos de educación, eso significa que tenemos una masa crítica en verdadero proceso de transformación.
Y estamos avanzando, fundamentalmente para que no importa cuál sea la sucesión en esta democracia que hoy enfrenta una campaña electoral, que nos suceda encuentre una hoja de ruta sólida que haga que la paz sea irreversible en Colombia y que los dividendos de la paz lleguen a toda la región.
No queremos aquí evadir desafíos y retos que enfrentamos, que son históricas, me refiero a la gran tragedia que ha implicado para una nación como la nuestra enfrentar la plaga del narcotráfico, cerca de 40 años viendo cómo las mafias perturban la estabilidad internacional, cómo afectan la estabilidad de las poblaciones y cómo inducen y cultivan y promueven la cultura ilegal y el enriquecimiento ilícito.
Aquí ante el Consejo señor Presidente, quiero decirle hoy y a todos los miembros del Consejo que Colombia ha empleado las capacidades que antes estaban dispuestas para contener la máquina de guerra durante el conflicto con las Farc, para que esa institucionalidad esté focalizada contra el crimen organizado y por eso estamos llegando a regiones que durante décadas no tuvieron presencia institucional para sacar de allí a estos mafiosos narcotraficantes que han producido tanto daño.
Y en ese sentido reitero nuestro compromiso solidario, con los países vecinos y con los países amigos en la seguridad de que Colombia asume con total responsabilidad su tarea de no tolerar y permitir el crimen.
Avanzamos, señor Presidente, miembros del Consejo, en la construcción de una paz que significa también el cierre de una brecha entre un país rural y un país urbano, de una Colombia profunda, repito, que estuvo confinada por el conflicto armado y se dejó al final una brecha de inequidad que tenemos que transformar.
Y por eso diré aquí, señor Presidente que construir la paz en Colombia no pasa solamente por cumplir los acuerdos de paz, pasa por una agenda reformadora, transformadora liderada por el Presidente Juan Manuel Santos que deja para los colombianos verdaderas revoluciones silenciosas en marcha, como aquella basada por ejemplo en que 30 mil jóvenes, los 30 mil jóvenes más humildes pero también, por ejemplo los más brillantes de la República estén becados de manera gratuita en las mejores universidades del país y estamos hablando de una revolución en marcha que significa que en estos años negociando y construyendo la paz, ya más colombianos han abandonado la pobreza extrema. Por lo que entendemos que la paz debe representar mayor equidad, prosperidad y educación.
Y por eso aquí, agradeciendo las distintas manifestaciones de apoyo, lo que necesitamos, repito, es seguir contando con un Consejo como este que frente a las dificultades, comprende esas dificultades, que frente a los logros no es triunfalista y por el contrario, frente a los desafíos los motiva para seguir avanzando.
Muchas gracias señor Presidente.