(Nueva York, 22 de septiembre de 2011)
Discurso de S.E. Sra. María Ángela Holguín Cuéllar, Ministra de Relaciones Exteriores, en la Reunión de Alto Nivel en Conmemoración del Décimo Aniversario de la Adopción de la Declaración de Durban y su Programa de Acción
Señor Presidente,
La búsqueda de una prosperidad que beneficie a todos es uno de los mayores retos que enfrenta el mundo actual. Una sociedad próspera, para serlo, debe empezar por tener un carácter incluyente de tal forma que genere oportunidades para todos en un ambiente de seguridad y desarrollo.
En Colombia entendemos que esto es posible en un entorno de igualdad de derechos en el que el compromiso del Estado se ha dirigido a emprender medidas para eliminar todo tipo de discriminación, xenofobia, e intolerancia por motivos de color, ascendencia, origen nacional o étnico, sexo y orientación sexual, idioma, religión, opiniones políticas u origen social. No podía ser de otra manera en un país con una diversidad étnica y cultural que ha sido reconocida y protegida.
En nuestro país existen procesos de consultas especiales para las comunidades afrocolombianas e indígenas como un reconocimiento de sus tradiciones, cultura y derechos en sus tierras ancestrales. Entendemos que como todo colombiano, estas minorías tienen responsabilidades y derechos, en la construcción de la sociedad próspera.
Como parte del Plan Nacional de Desarrollo, el Gobierno elaboró de manera concertada con los grupos étnicos planes de desarrollo específicos que atienden a las necesidades e intereses de cada comunidad. En las consultas se trabajó en la formulación e implementación de una política de Estado de diferenciación positiva conducente a la superación de las condiciones de inequidad y discriminación que las han afectado.
Lo anterior, se traduce en mecanismos de acceso, permanencia y pertinencia de la educación, generación de ingresos y acceso al mercado laboral, titulación colectiva. Y en general en políticas y acciones de prevención y protección de los derechos humanos de estas comunidades. En días pasados el Congreso aprobó una ley que penaliza y sanciona económicamente los actos de discriminación racial en Colombia.
Adicionalmente, es importante mencionar que en Colombia existe un programa presidencial que se encarga de la formulación de estrategias y acciones para el desarrollo integral de los pueblos indígenas de Colombia y otro para el desarrollo de las poblaciones afrodescendientes, negras, palenqueras y raizales.
En el marco de nuestro compromiso en la promoción de los derechos de los afrodescendientes tanto a nivel nacional como universal, quiero recordar que mi país patrocinó la resolución 64/169 sobre la Declaración del año 2011 como el año internacional de los afrodescendientes y ha realizado importantes eventos para destacar su gran aporte a nuestro país, a través de eventos coordinados con nuestras embajadas en el mundo.
Es preciso ser conscientes que ninguna sociedad escapa a albergar patrones de conducta y de pensamiento cuyas expresiones han hecho bastante daño a la humanidad. La intolerancia, la discriminación y la segregación han fomentado y alimentado conflictos, violencias y guerras devastadoras.
Por eso, sin una transformación cultural, sin una recuperación de los valores de igualdad y solidaridad, sin el respeto por las diferencias y sin entender que ellas significan una riqueza para la construcción social, repetiremos los mismos errores de los miles de años que nos han precedido, donde las guerras han marcado la pauta de nuestro reconocimiento y evolución histórica.
Para cambiar solo se necesita voluntad. Esperamos que los consensos que se construyen en Naciones Unidas se puedan llevar al diario vivir de nuestras sociedades alrededor del mundo.
Gracias.